En los alrededores de la ciudad de Coblenza, con un hermoso castillo a lo lejos, comenzó nuestra nueva aventura. Recorriendo senderos que se dividían entre largas escalinatas y subidas interminables, teníamos que ir sorteando y decidiendo nuestro camino como si nuestra vida dependiera de ello. Tan sólo estaba en nuestra imaginación, pero la soledad de los senderos y frondosos árboles nos sumergieron en aquel cuento que todos temíamos desde niños.
Al final del mágico paseo, en el que sólo fuimos atacados por ardillas, se asomó el majestuoso castillo de “Stolzenfels”. Era tan bonito que quedamos perplejos ante su belleza; corrimos a comprar las entradas para realizar la visita interna, pero al llegar a la ventanilla descubrimos que mi papá no estaba. Él había decidido subir por un camino paralelo, y no había llegado. Comenzamos a gritar su nombre y a llamarle por teléfono, pero no había cobertura. Tras unos minutos de angustia, apareció cual caballero con las entradas del castillo en mano. Sin duda había sido el más ágil y veloz conquistador de todos.
Sus hermosos patios y fuentes nos envolvieron, trasportándonos a otra época. Yo me veía cual doncella, con trajes voluminosos, recorriendo sus jardines y leyendo interminables libros sentada en sus hermosas fuentes … fantasías de cuentos que Stolzenfels castle hizo que se hicieran realidad…